Luis Seoane

Grafista

Exposición

La exposición muestra el grafismo de Luis Seoane, uno de los bastiones de la renovación plástica de este siglo en nuestro país y creador sobresaliente en el ámbito del diseño gráfico, con obras tan destacadas como los carteles que realizó para Cinzano y Otard-Dupuy en los años cincuenta. A partir de sus orígenes gallegos y a través de un periplo vital marcado por el exilio y el compromiso, Luis Seoane desarrolló una intensa actividad artística como pintor, grafista, poeta y editor. La exposición, producida por el CGAC y el IVAM, reúne más de un centenar de diseños de Seoane entre los que se incluyen libros, afiches, carteles y portadas de discos. Con motivo de la muestra se ha editado un catálogo que reproduce las obras expuestas y contiene textos de Enric Satué, Raquel Pelta, Josep Salvador y la biografía del artista realizada por Rosa Espiñeira Pan. Luís Seoane (Buenos Aires, 1910 – La Coruña, 1979) nació en una familia de emigrantes gallegos afincados en Buenos Aires. Durante su infancia, sus padres regresaron a España para instalarse en La Coruña. En 1932 obtuvo la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Santiago y estudió Dibujo y Grabado. Vinculado al nacionalismo gallego, hizo carteles para la FUE y colaboró con el Comité de Cooperación Intelectual. En 1929 expuso en Amigos del Arte de Santiago y al año siguiente en el Café Español de esta ciudad. Ilustró los primeros libros de Álvaro Cunqueiro y poemas de Pablo Neruda, García Lorca y Alberti. Fue colaborador gráfico en publicaciones como Alento, Guión, Nós, Resol, Universitarios y Yunque, y estuvo en la dirección del semanario Claridad. Publicó retratos de García Lorca y Ramón Gómez de la Serna en El Pueblo Gallego. En los años treinta se interesó por la obra de Klee, Grosz, Werkman y los dadaístas berlineses. Realizó uno de los carteles de la campaña del Estatuto gallego. Tras el estallido de la Guerra Civil regresó a Buenos Aires, donde fue un activo propagandista de la causa republicana, como refleja en su libro Trece estampas de la traición (1937). Unos años más tarde, en 1945, el Instituto de Artes Gráficas y la Pierpont Morgan Library de Nueva York seleccionan su libro de dibujos, Homenaje a la Torre de Hércules, como uno de los diez mejores libros de dibujos publicados entre 1935 y 1945. Otro de los seleccionados era la Historia Natural de Buffon, ilustrada por Picasso. Seoane, figura fundamental en la vanguardia artística española, supo resolver con talento el encuentro entre tradición y modernidad. Su trabajo constituye un ejemplo único en su afán por definir una posible existencia de un arte gallego, que tiene una de sus características en el desarrollo de un lenguaje diferente en las relaciones entre colores y formas. Su obra, heredera de las inquietudes pictóricas de principios de siglo, de Matisse, Picasso, Klee y Torres-García, emana gran lirismo, su pintura humanista, iluminada y colorista, atravesada por trazos firmes y expresivos, surge, como apuntó H. Read en 1949, “…de la paleta de un pintor que resuelve problemas de pintura pintando”. Desde sus primeras colaboraciones en la Editorial Nós hasta sus últimas portadas para Ediciós do Castro, ya en los setenta, pasando por el período del exilio bonaerense, Seoane mantuvo su apego y vinculación al campo de la comunicación y de la cultura. Fue capaz de conseguir que las tintas planas, el grafismo lineal y sus formas depuradas reflejaran con una gran carga de emoción estética el complejo mundo con el que dialogaban. La contribución de Seoane al grafismo en carteles, revistas y libros destaca por un espíritu moderno que le llevó a reelaborar las claves estéticas propuestas por las vanguardias artísticas para configurar un mundo de formas y colores de una enorme sensibilidad, funcionalidad e intuición. Su dominio de la lógica de la comunicación visual a partir de su conocimiento de la teoría y la praxis explican la variedad de soluciones y su capacidad para conjugar en su trabajo el poder de síntesis y la seducción visual. En la década de los sesenta la obra de Seoane permanecería ajena a las tensiones de la escena internacional, tanto a la exteriorización inmediata e impulsiva del lenguaje plástico que propiciaron los informalismos como al geometrismo elemental y al ascetismo constructivo de las escuelas recientes, rechazando un arte desprovisto de todo sentimiento, un arte sin figura, sin memoria y sin pasado. Participó en una iniciativa industrial tan importante como fue la fundación, en 1968, del Laboratorio de formas de Galicia (junto a Isaac Díaz Pardo). Este proyecto estuvo destinado a impulsar el desarrollo cultural de Galicia, convirtiéndose en la génesis de la futura Fábrica de Cerámica de Sargadelos y del Museo Carlos Maside.