Ignacio Pinazo

Maestro del dibujo

Exposición

La obra sobre papel de Pinazo se conoce mucho menos que la pintura al óleo, pero se puede afirmar, sin caer en el exceso ponderativo, que solo por su vertiente de dibujante Pinazo es ya uno de los grandes creadores de su tiempo. Una primera espada de la historia del dibujo español. Sus biógrafos cuentan que Pinazo destacó como un hábil dibujante; nada más iniciar los estudios en la Escuela de San Carlos obtuvo un segundo accésit  en la clase de “dibujo del natural”. El dibujo fue una de las prácticas artísticas más habituales que con sumo esfuerzo desarrolló en el tiempo que le dejaban libre durante la adolescencias sus actividades laborales.  Su domino del lápiz se sitúa con el paso de los años en el terreno del más puro virtuosismo, un virtuosismo sin alardes, ni ostentación, que le permite avanzar o moverse en cualquier dirección, sea ésta la académica o la de la más incuestionable modernidad. La relación de Pinazo con el dibujo es la historia de una pasión y una obsesión. El dibujo se convierte para el artista en un medio de conocimiento y análisis del mundo que le rodea. Sus dibujos no son simples mecanismo técnicos al servicio de la concreción de una idea plástica, sino obras con entidad en sí mismas. Como bien lo delatan las piezas de esta exposición, su el dibujo tiene un extraordinario valor autobiográfico y de crónica de la vida de su tiempo. Los modelos profesionales y los sucesos urbano son registrado por su lápiz con el mismo interés que las escenas domésticas de su entorno familiar. Una sucesión de imágenes, sorprendentemente variadas,  que  conforman un rutilante mosaico social y vital.  La novedad de la presente muestra radica en que es la primera que se le dedica a una colección de dibujos de extraordinaria calidad (en su mayoría dibujados a doble cara)  procedentes de colecciones particulares, que formaban un conjunto cerrado que ahora se puede apreciar en toda su dimensión.  Entre los dibujos hay bocetos de obras tan importantes como Los últimos momentos del Rey Don Jaime, Las hijas del Cid o El guardavías. También un considerable número de estudios de desnudos femeninos y masculinos que permiten apreciar como Pinazo fue un maestro en este género. Hay dibujos muy acabados junto a otros más esquemáticos; dibujos preparatorios de algunas de sus más famosas pinturas, junto a dibujos y plumillas concebidos como auténticas creaciones. En la exposición Pinazo en Italia, organizada por el IVAM y que itinera a Roma en 2008, se estudió la producción plástica de sus años de pensionado. Con la presente muestra, centrada en una parcela significativa de los cientos y miles de dibujos que realizó, se continúa desvelando parte de la producción de uno de sus períodos más sugestivos.  Pinazo hizo un primer viaje a Italia por cuenta propia entre 1873  y 1874. Como pensionado de la Diputación de Valencia va a Roma por segunda vez en 1876 acompañado de su esposa Teresa Martínez. En Roma nace su primogénito José Pinazo Martínez en 1879. Teresa y José van a ser retratados en dibujos y apuntes al óleo con bastante frecuencia. Una serie de los dibujos que ahora se muestran retratan la vida  doméstica del pintor en esos años. Pinazo llega a una Italia recién unificada y a una Roma erigida  la  capital del nuevo Estado,  sede de la corte de Víctor Manuel II,  que fallece en 1878,  cuando el pintor se encuentra en la capital italiana. Hechos históricos que su lápiz, al igual que su pincel, se afanan por reflejar. Como al maestro M. Fortuny,  nada pasaba desapercibido al lápiz de Pinazo, que dibujaba cuando lo requería la ocasión con una presteza extraordinaria. Con la selección de más de cien piezas de esta maravillosa colección penetramos en los senderos íntimos de la creación de este genio del dibujo.