La historia de un solar junto al IVAM que se convirtió en un jardín de esculturas

Nota de prensa

NP BELINCHON

València (03.07.19). “Jardí” del artista Sergio Belinchón rescata del olvido la historia del solar del Carmen que ocupaba la parte trasera de la fachada del IVAM y que pronto será un jardín con vocación de espacio para el encuentro de los vecinos barrio.

Desde finales de los años 90, cuando se destinó el espacio y las casas que lo ocupaban para el proyecto fallido de ampliación del museo, hasta día de hoy, en el libro se recoge la información de prensa y documentación que va narrando la cronología de este espacio.

En el aspecto fotográfico, Sergio Belinchón se ha dedicado a reproducir todo tipo de objetos encontrados en lo que era el solar del IVAM, escarbando en el suelo a modo de arqueólogo, para así poder contar la historia del espacio a través de estos elementos, a modo de archivo, de catálogo de arqueología contemporánea, que nos da la información para descifrar las etapas que ha sufrido este espacio, cómo se vivía, qué usos ha tenido hasta día de hoy.

Finalmente, el proyecto termina con unos textos de Maria José Fernández elaborados a partir de las conversaciones con vecinos y antiguos inquilinos expropiados de sus casas, en los que se ofrece un punto de vista complementario al de la prensa, donde aparecen elementos de carácter más humano, historias mínimas que aportan un grado mayor de comprensión de lo que en este lugar aconteció.

La presentación del libro de Sergio Belinchón será el próximo 4 de julio a las 19.00 horas en el IVAM Lab del museo. El título del texto, “Jardí”, es una investigación del autor sobre el proceso de recuperación de la memoria y de transformación de este espacio de un solar cerrado hasta ahora cerrado al público y que muy pronto será un jardín de esculturas abierto las 24 horas del día.

El director del IVAM, Jose Miguel G. Cortés, quien participará en la presentación del libro, es el autor de la introducción, en la cual recuerda cómo surgió el proyecto y los diversos objetivos del mismo.

Cortés expone que cuando se hizo cargo de la dirección del IVAM a finales de septiembre de 2014 tenía claro que “el museo no podía tener como vecino un enorme solar vallado, un destartalado espacio -expropiado a los vecinos que vivían allí-, aislado y sin uso. Ni vivían vecinos, ni el museo se había ampliado”. Cortés añade que su intención era recuperar ese espacio para usos artísticos y museísticos a la vez que para abrir el centro al barrio.

El director quería crear una “comunidad” que aunase la vocación internacional con la vinculación con la realidad sociocultural de su ubicación. “Un museo que fuera más allá del edificio para formar parte de la sociedad en la que se asienta…que intervenga, fomente, facilite y acompañe a los artistas, creando relaciones con el barrio donde se cobija el IVAM”. En su visión del museo y del proyecto, Cortés quería un museo que “explosionase hacia el exterior de sus muros, ocupando espacios inesperados o poco habituales. Teniendo en cuenta todo esto, surgió la idea de convertir el solar en un jardín donde árboles y proyectos culturales se relacionen creando oportunidades de convivencia ciudadana y experiencia artística.

Para la consecución de este objetivo había que reconocer la historia del lugar, lo que comenzó con la intervención que se encargó a ESCIF en la medianera del museo que recae al solar. Según el mismo artista “se trata de una pared que se puede escuchar, que contiene el ruido del barrio, de su historia y de sus habitantes”.

Sergio Belinchón ha creado un libro en el que refleja las diversas huellas, testigos, testimonios de la experiencia de una parte del barrio del Carmen para que no pueda ser borrada. El libro es un acto de reivindicación de la memoria, de la valoración del pasado y de la historia transcurrida, no para ser contemplada, sino para utilizarla como instrumento de conocimiento que nos permita abordar el futuro sabiendo de dónde venimos y quiénes somos.

A partir de ahí, explica Jose Miguel G. Cortés, el jardín se concibió como un laboratorio en el que pasear, estar sentado y disfrutar de la experiencia artística, ya que en él se ubicarán 20 esculturas de la colección del IVAM firmadas por Andreu Alfaro, Per Kirkeby, Miquel Navarro, Ángeles Marco o Victoria Civera, entre otros. En paralelo se irán potenciando intervenciones más o menos efímeras para crear nuevos trayectos, visiones y sensaciones que revitalicen el vínculo entre el espacio, la obra y los espectadores/usuarios. Cortés matiza: “estamos empeñados en crear un jardín que camine, sienta y piense en y con el barrio…abierto al encuentro y la convivencia de modo que recupere nuestra capacidad de diálogo, comunicación y entendimiento. Este libro es el último fragmento de un pasado que podría haber sido más oportuno y el primero de un futuro que debe ser más prometedor.”

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