Obras sobre papel en la Colección del IVAM

Exposición

Originariamente las obras sobre papel tenían una función de estudio o guía para esculturas o pinturas acabadas, y desde luego para edificios, ya que toda la arquitectura empieza en el papel. Desde el Renacimiento, los artistas dibujaban sobre papel, directamente de modelos vivos, las figuras que luego incluirían en composiciones. En posteriores dibujos más acabados se elaboraba, también sobre papel, la estructura de las composiciones antes de transferirla al lienzo o ejecutarla en mármol o bronce. Estos dibujos preparatorios eran ya muy solicitados y cotizados, pues representaban una modalidad de arte más íntima y personal que los encargos oficiales. A principios del siglo XIX las obras sobre papel empiezan a ser consideradas como piezas de arte acabadas y autónomas por sí mismas. En el XX, el desarrollo de los medios mecánicos de reproducción dio lugar al nacimiento de dos formas específicamente modernas de obra sobre papel: el collage, que se hace pegando fragmentos de papel impresos y el cartel, estampa de gran tamaño producida en múltiples, dirigida a sociedades de masas y que se ve con frecuencia en la calle o en lugares populares de reunión, como los cafés. El collage, inventado por Braque y Picasso a comienzos del siglo XX como producto de la fragmentación cubista de la imagen, permitía asociar diversas imágenes, de la misma manera que el montaje cinematográfico hace pensar en una síntesis mental que depende de cómo interprete la mente del espectador la interacción de las imágenes de fuentes distintas. Los constructivistas rusos cultivaron el collage y fueron los pioneros en la producción de carteles que incorporaban elementos abstractos de diseño, al servicio de la creación de una nueva sociedad. Otro factor innovador en el desarrollo de estas nuevas propuestas fue la capacidad de la fotografía para reinterpretar la realidad. La fotografía como técnica artística, junto con el nuevo arte mecánico ejemplificado por el dibujo mecanomórfico de Picabia, reconocía una concepción fotomecánica del arte. La colección del IVAM es especialmente rica en obras sobre papel de escultores, partiendo de Julio González e incluyendo  trabajos de modernistas tempranos como Moholy-Nagy, Lipchitz,  y Calder, así como de la vanguardia de posguerra, desde Chillida y Cardells hasta Oldenburg, Smithson y Bruce Nauman. En esta selección se incluyen obras de artistas tanto abstractos como figurativos, desde cubistas órficos como Sonia Delaunay hasta los constructivistas, Barnett Newman y la Escuela de Nueva York; desde el dadaísta Kurt Schwitters hasta el artistas pop Claes Oldenburg, reivindicando de esta manera todo un panorama de las posibilidades del uso del papel como soporte.