Jean Émile Laboureur

Pinturas y Grabados

Exposición

Jean-Émile Laboureur (Nantes 1877 – Pénestin 1943), tras realizar los primeros estudios en su ciudad natal -demostrando desde niño una gran facilidad para el dibujo-, se trasladó en 1895 a París, donde inició la carrera de Derecho. En la capital francesa, donde residió tres años, entró en contacto con el grabador Auguste Lepère y con Toulouse-Lautrec que le animaron a estudiar las técnicas del grabado y presentar sus trabajos en distintas exposiciones. En 1898 regresó a Nantes para cumplir el primer periodo del servicio militar y, un año después, viajó a Alemania en cuyos museos, sobre todo en los de Dresde y Berlín, conoció en directo la obra de los grabadores alemanes. Durante esa estancia, se trasladó a Munich, donde frecuentó el cabaret de Les Onze Bourreaux, un local artístico y literario en el que conoció y trabó amistad con Marie Laurencin y Guillaume Apollinaire. En 1903, tras repetidos fracasos universitarios y para eludir sus obligaciones militares, decidió viajar a América y dedicarse al arte. Hasta 1908, sobreviviendo como pintor, grabador, conferenciante y profesor de dibujo, realizaró distintas estancias en ciudades de Estados Unidos y Canadá. En 1908 regresó a Europa y, después de instalarse en Londres, viajó a Grecia y Turquía para regresar a su país vía Italia y Alemania. Durante esos años produjo aguafuertes, xilografías y acuarelas inspiradas en los tipos y paisajes que conoció. Dos años más tarde fijó la residencia en París, donde prosiguió su amistad con Apollinaire y Marie Laurencin, realizó sus primeras ilustraciones para libros y su estilo evolucionó a soluciones formales de carácter cubista. Declarada la Primera Guerra Mundial, Laboureur fue movilizado y adscrito como intérprete de las tropas inglesas y americanas. En esos años, además de encargarse de la documentación para el Museo de la Guerra, aprendió la técnica del buril y realizó una serie de carpetas dedicadas a escenas del frente y la retaguardia. Finalizada la contienda, contrajo matrimonio con Suzanne Salières y reanudó su trabajo como grabador e ilustrador de libros, instalándose en París en 1925. En 1929, reconocida su obra internacionalmente, fue nombrado Presidente del Comité del Arte Francés Independiente. La crisis económica que afectó de forma determinante al mundo de la edición redujo los encargos, y Laboureur se vio obligado a trasladarse a Pénestin. Restablecida la normalidad en 1935, reanudó su trabajo habitual y colaboró en la Exposición Internacional de París de 1937. En 1939, un ataque de hemiplejía le retiró de toda actividad. Con la distancia del tiempo, Laboureur se ha descubierto como uno de los grandes grabadores del siglo, cuyo estilo personal, a partir de Caran d’Ache y Toulouse-Lautrec, evolucionó hacia soluciones modernas inspiradas en el cubismo, que influyeron en gran manera en los ilustradores de los años veinte y treinta. Entre los trabajos de Laboureur destacan los realizados para textos de escritores franceses como Colette, Jean Giraudoux, André Gide, Valery Larbaud, Paul-Jean Toulet y Anna de Noailles. La exposición se ha articulado a partir de una selección de pinturas, grabados y libros ilustrados que abarca desde los trabajos iniciales del artista francés, realizados en 1896, hasta sus últimas obras, en las que las influencias cubistas dieron lugar a su característico estilo de línea clara, en el que, empleando un muy peculiar sentido del humor, combinó las formas modernas con composiciones y maneras de hacer próximas a las de los maestros clásicos del grabado europeo.