Filippo de Pisis

Exposición

La exposición es la primera muestra individual dedicada al pintor y escritor italiano Filippo de Pisis que se presenta en España, donde sus obras sólo han podido verse en exposiciones colectivas como El Arte Italiano en el MNCARS o Realismo Mágico en el IVAM; así mismo, será la primera vez que se presente en Austria una muestra dedicada al artista. La exposición reúne ochenta pinturas y veinticinco dibujos que engloban los diversos aspectos de la prolífica obra de De Pisis. Con motivo de la muestra se publica un catálogo ilustrado con reproducciones de las obras expuestas y con textos de Claudia Gian Ferrari, Peter Weiermair, Luciano Caramel y Marga Paz; así como una antología de textos del propio artista. Filippo de Pisis (Ferrara, 1896 – Milán, 1956) fue pintor, escritor y poeta y, aunque su primer interés fue literario, compaginó a lo largo de su vida una intensa dedicación a las letras con la pintura y el dibujo. Él mismo se describió como: “discreto pintor, aunque en primer lugar poeta”. De formación fundamentalmente clásica en su infancia, mostró un temprano interés por los movimientos de vanguardia que estaban surgiendo en Europa y en 1916 comenzó la realización de collages, en los que manifestó su interés por los objetos y por la construcción del espacio en el cuadro. En estos collages realizados bajo la influencia del cubismo y del futurismo se aprecia una manera muy personal de disponer los fragmentos recortados y pegados sobre la superficie. Pero su apego hacia la tradición humanística le llevaría a abandonar la práctica del collage, que ya no volvería a retomar, tras haber “interiorizado” su sistema constructivo. El arte italiano de 1914 a 1920, había respondido a la crisis de la cultura y de la historia provocadas por la Primera Guerra Mundial —sobre todo en la obra de artistas como De Chirico, Carrà, Sironi, Severini, Soffici y Morandi entre otros— con una vuelta a la tradición pictórica y la revisión de artistas del pasado —Giotto, Masaccio, Uccello, etc.— tras la asimilación de las teorías vanguardistas de reinterpretación de la realidad a partir de una nueva articulación geométrica y una consideración no simbólica de los objetos. De Pisis, desde los tempranos inicios de su carrera, fue partidario de un eclecticismo artístico acorde con sus ideales de orden y armonía, que incorporó tanto a su producción literaria como pictórica. En sus composiciones plásticas abordó todos los géneros tradicionales de la pintura —naturaleza muerta, retrato, desnudo, paisaje…— logrando unas extraordinarias composiciones de luz, atmósferas y tonalidades de color, liberadas de cualquier narrativa o cualquier lógica del tiempo. La naturaleza muerta es el género pictórico en el que De Pisis puede desarrollar mejor su vocación literaria y en la que los objetos diversos con que construye el cuadro son como los elementos de una narración. Los aspectos “metafísicos” de sus cuadros se manifiestan en las uniones de objetos, llenas de imaginación, que crean “ritmos puros de formas en el espacio”. En sus años de formación artística se ha destacado como crucial el encuentro, en 1915, y la amistad posterior con los hermanos De Chirico —Giorgio y Alberto, conocido este último en los círculos artísticos como Alberto Savinio—, que, a causa de la guerra, se trasladaron a Ferrara, donde permanecerían hasta 1918. En la ciudad también residían en la época los artistas Carlo Carrà y Ardengo Soffici. El grupo será conocido como Valori Plastici por el nombre de la revista fundada en Roma en 1918 por Mario Broglio, donde aparecía un artículo de De Pisis en su primer número. En las reuniones del grupo se empleó por primera vez el término Metafísica para definir ese arte que supo conjugar el apego a la tradición y a la historia, con una apertura hacia las regiones más recónditas del subconsciente y de lo desconocido y misterioso de la realidad circundante. De Chirico escribió que la transformación de lo cotidiano y lo confortable en desasosiego e incluso terror es la esencia de la pintura metafísica. En 1917 inició su correspondencia con Tristan Tzara y entró en contacto con los futuristas. Poco después, en su etapa de estudiante en Bolonia, conoció a Giorgio Morandi, con quien compartía una misma forma de concebir la pintura gracias a la atmósfera metafísica y simbólica creada por una particular presencia de los objetos. En 1920 se trasladó a Roma, donde realizó su primera exposición individual compuesta de dibujos y acuarelas. En su obra ya se percibían las evocadoras atmósferas de la pintura metafísica unidas a una expresividad influida por su interés en la cultura del dieciocho, contradicciones que resuelve con el tiempo en una sensual interpretación de la metafísica. Ese mismo año obtuvo una cátedra de enseñanza secundaria en Roma, donde frecuentó los círculos artísticos y literarios y visitó los museos de la ciudad. Expuso su obra en el Teatro Nazionale y participó, junto a De Chirico y Donghi, en la III Biennale di Roma, en 1925. Algunos meses después se trasladó a París, donde su obra se impregnó de la influencia del impresionismo y de la pintura de Manet, con el romanticismo de la figura de Delacroix, el expresionismo de Daumier y la modernidad de Picasso. En París se produjo el reencuentro con sus viejos amigos de Ferrara, y participó en la exposición Les artistes italiens de Paris. También se le dedicaron varias exposiciones individuales y su obra fue seleccionada para formar parte de la primera (1926) y segunda (1929) Mostra del Novecento Italiano organizadas por Margherita Sarfatti que se presentaron en Milán. Durante la Segunda Guerra Mundial regresó a Italia, estableciéndose en Milán y Venecia, pero acabada la guerra recibió muestras de hostilidad que le impulsaron a regresar a París, donde residiría hasta 1948, año en que la agudización de sus crisis nerviosas le hicieron ingresar en un hospital psiquiátrico. Los últimos años de su vida se vieron marcados por sus etapas de internamiento y recuperación, no obstante, mantuvo una gran actividad pictórica fiel a sus temas preferidos: figuras, paisajes, naturalezas muertas. Poco antes de su fallecimiento se le dedicó un homenaje en Florencia y el mismo año de su muerte la Biennale di Venezia organizó una gran retrospectiva de su obra. Además de publicar a lo largo de su vida numerosos artículos periodísticos, muchos de ellos sobre arte, destacan entre sus obras literarias: I Canti de la Croara, Vaghe stelle dell’Orsa (Diario, Bologna 1916 – 1918), Il Signor Luigi B., Il verbo de Bodhisattva y Memorie di una scimmia.