Ciria

Conceptos opuestos

Exposición

La exposición empieza con un bodegón de Ciria en homenaje a la muerte de la pintura contemporánea. Vanitas (Levántate y anda) (2001) incluye las imágenes icónicas de la “Fuente” (1917) de Marcel Duchamp y las obras textuales de Joseph Kosuth junto a los propios cuadros de Ciria. Dichos artefactos, ensamblados y dispuestos como en un archivador de cartas, sugieren la idea de una historia del arte inmovilizada y transmiten el deseo de Ciria de romper con el pasado. Obras como Fragmentación de nubes I-V (2002) o la serie de La máscara de la mirada (1993-2005) denotan la experimentación del artista con la creación de motivos abstractos y la repetición como medio para descubrir las posibilidades del inconsciente. La serie de cabezas Rorschach presenta un único elemento figurativo como un medio para transmitir la emoción absoluta a pesar de las limitaciones espaciales impuestas por el formato del lienzo. Tras su traslado a Estados Unidos en 2005, Ciria empezó a crear la serie Post-Suprematista, inspirada en el pintor ruso Kazimir Malevich. Pretextos I-III (2006) muestra como Ciria, como su predecesor ruso, eligió volver a la figuración – un estilo que usó por primera vez en los ochenta – como medio para embarcar su obra rumbo a una nueva dirección. A pesar de este cambio, los trazos gestuales y la cuadrícula subyacente recuerdan sus trabajos previos y crean una tensión formal dinámica que es inherente a la práctica de Ciria. La serie del artista, La Guardia Place, lleva más allá su flirteo con la figuración tanto a través de la imagen como del texto, con obras como Perro colgado (2006) o Tres bailarinas (2007), evocando las temáticas tanto a través de sus títulos como de sus formas semi-abstractas. El artista volvió a la abstracción pura en su Tríptico para la tradición española (2006), un homenaje al pueblo español que recuerda a Elegies (Elegías), obra del artista norteamericano Robert Motherwell. A caballo entre la figuración y la abstracción, son varias las obras de gran tamaño ejecutadas por Ciria en 2009. Las formas esféricas de El Castillo de los Pirineos duplicado (2009), por ejemplo, recuerdan a las cabezas ejecutadas por el artista a principios de la década. La cabeza ha cobrado importancia en el trabajo reciente del artista. Tanto como elemento geométrico o bien como recuerdo de la figura humana, la cabeza proporciona a Ciria una forma constante con la que el artista puede realizar infinitos experimentos con el color, la línea y el gesto pictórico. Al fin y al cabo, es en dicha variación en la que se fundamenta la obra de Ciria y la que lleva aún más lejos sus exploraciones artísticas.