Construir, habitar, pensar

Perspectiva del arte y la arquitectura contemporánea

Exposición

Esta exposición que se apropia del título de una célebre intervención de Martin Heidegger plantea una aproximación a las relaciones entre arte contemporáneo y arquitectura. Más allá de la cultura de las fachadas y del vértigo del espectáculo se despliega un pensamiento y una práctica constructiva que plantea el problema del habitar en un mundo que aunque está ideológicamente globalizado revela múltiples desigualdades. Necesitamos aprender de nuevo a habitar en el seno de la complejidad sin recurrir a las soluciones uniformes o a la complaciente tendencia neo-decorativa. Acaso el acercamiento entre artistas con lenguajes múltiples y arquitectos con planteamientos renovadores permita visualizar los fragmentos del mapa de nuestra vida en común. La vivencia contemporánea es la del no lugar, a partir del cual se establecen distintas actitudes individuales: la huida, el miedo, la intensidad de la experiencia o la rebelión. La historia transformada en espectáculo arroja al olvido todo lo “urgente”. Es como si el espacio estuviera atrapado por el tiempo, como si no hubiera otra historia que las noticias del día o de la víspera, como si cada historia individual agotara sus motivos, sus palabras y sus imágenes en el stock inagotable de una inacabable historia en el presente. El pasajero de los no lugares hace la experiencia simultánea del presente perpetuo y del encuentro de sí. Pero en medio de la “huelga de los acontecimientos”, en esa sumisión permanente que, según Debord, tiene su raíz psicológica en la adhesión generalizada en lo que está ahi, se pueden encontrar restos desconcertantes, lugares en el borde de los no lugares. Junto a una importante selección de proyectos arquitectónicos se presentan, en esta muestra, fotografías, instalaciones, video-proyecciones de artistas contemporáneos del ámbito español, portugués y latinoamericano. En estos creadores late ese deseo de general lugares pero sobre todo de pensar la vida en común y la experiencia subjetiva que podemos tener en un tiempo en el que todo parece dislocado. Con planteamientos que no excluyen lo lúcido y, por supuesto, al actitud crítica tanto los artitas cuanto los arquitectos nos fuerzan a pensar la cotidianeidad sin caer en lo meramente apocalíptico. Sus proyectos y visiones no son, ni muchos menos, totalizantes, antes al contrario, revelan una sutileza para atender a los detalles y, sobre todo, asumen que en una época de globalización los aspectos locales son decisivos.