Compass in hand

Selección de la Colección de dibujo contemporáneo de la Fundación Judith Rothschild

Exposición

Desde su concepción, esta colección discurre por una doble senda: la de las prácticas figurativas y la de los vocabularios abstractos, minimales y conceptuales, que trazan una cronología aproximada y aglutinadora de estilos que arranca en los años cincuenta y se detiene en 2005, año de finalización de la colección. Entre los artistas representados en esta colección se encuentran muchos de los grandes del siglo XX, entre ellos, Jasper Johns, Robert Rauschenberg, Donald Judd, Agnes Martin, Edward Ruscha, Lee Bontecou, Martin Kippenberger, Sherrie Levine y Paul McCarthy, y una serie de célebres artistas contemporáneos como Kai Althoff, John Currin, Arturo Herrera, Lucy McKenzie y Paulina Olowska. Asimismo, la colección incorpora por primera vez a los fondos del museo a artistas tales como Christian Holstad, Nick Mauss, Seb Patane, y Amelie von Wulffen, cuyas obras pueden contemplarse en esta exposición. Las obras más recientes ponen de manifiesto nuevas formas de abordar el trabajo sobre papel, que se han servido de él como material y como fuente y que, en el proceso, han contribuido a su reconfiguración. En los primeros años de la década de 2000, las técnicas de collage y ensamblaje cobran una mayor importancia en la producción de artistas de todas las disciplinas. La apropiación, el collage y el montaje presentan experimentos materiales y consideraciones temáticas que pueden ir desde gestos tan discretos como la transferencia de objetos encontrados a un nuevo contexto artístico (un proceso que es una parte incuestionable del vocabulario de vanguardia desde los ready-mades de Marcel Duchamp de los años diez) hasta las importaciones selectivas de elementos de material encontrado. Estas obras no constituyen un cambio de rumbo o un rechazo a los planteamientos y consideraciones previas en torno al dibujo, sino que deben entenderse como una nueva forma de aplicar una amplia amalgama de técnicas y temas anteriores. Combinando de forma selectiva la obra de artistas de distintas generaciones y centros urbanos, la exposición sugiere genealogías e influencias y hace hincapié en los géneros y métodos básicos que han perdurado en el tiempo. Éstos se refieren a obras figurativas y narrativas, y también a piezas de los años sesenta y setenta, que prestaban más atención a los procesos y los materiales. Se nutren de fuentes populares y de materiales de difusión masiva como las revistas de moda y las imágenes de prensa, un acto que ya no denota un relación crítica con los medios de reproducción tecnológica y con la autonomía de las imágenes, sino que simplemente señala la realidad en la que se producen y consumen las imágenes hoy en día. Y, por último, éstos amplían radicalmente la noción del dibujo, entendido como medio de trazos –como en los experimentos materiales o en los dibujos de procesos–  o como medio de “ideación” para expresar mundos fantásticos –como en los exquisitos y trabajados dibujos que se presentan como obras terminadas- e introducen un concepto de “obra sobre papel” más inclusivo y capaz de representar sin intermediarios el mundo en que habitamos. Christian Rattemeyer