Colección Christian Stein

Una historia del arte italiano

Exposición

Un doble trabajo, el de un duelo por la pérdida de aquel heroísmo que las Vanguardias habían reivindicado en su día para el arte; y, por otra parte, el furioso experimento de las formas y los gestos que invadieron los diversos escenarios de aquellos años y que tienen en esta exposición de obras de la Colección Christian Stein un lugar privilegiado. Fue sin duda Italia uno de los escenarios europeos privilegiados en los que las transformaciones económicas, políticas y sociales y los respectivos procesos culturales de resistencia se produjeron. Las particulares condiciones políticas e ideológicas dominantes en la Italia de aquellos años, expuesta a un proceso acelerado de industrialización, dieron lugar a respuestas que hoy pueden considerarse de referencia obligada para cualquier historia de la cultura de la segunda mitad del siglo XX. En efecto, fueron las propias tensiones entre los elementos constituyentes de las tradiciones dominantes, los que dieron lugar a la emergencia de discursos y propuestas que hoy identificamos bajo denominaciones como Arte povera o Architettura radicale y que fueron verdaderos laboratorios de la cultura europea. Un largo viaje de nombres que van de Boetti y Paolini a Mario y Marisa Merz, Luciano Fabro, Pistoletto o Kounellis, sin olvidar a Penone, Zorio, Anselmo y otros podrían ser hoy la mejor forma de acercarnos a un experimento artístico que trasciende las coordenadas de las formas del arte para incidir en el espacio de las estrategias de la cultura y de las formas políticas, que inciden en las cada vez más complejas estructuras de lo social, de las relaciones entre lo privado y lo público, señalando la línea de emergencia de las nuevas individualidades. Si los frentes abiertos por Calvino o Pasolini, por poner un ejemplo, proponen ya sea una experimentación en el concepto mismo de literatura o a través de la crítica más directa a la hora de un desenmascaramiento de los fetichismos culturales o religiosos de la sociedad italiana, también el Arte povera construirá una dramaturgia en la que se ponen en escena los cambios de una sociedad que ha perdido su sistema tradicional de referencias y se ve expuesta a un horizonte nuevo de normalizaciones de reconducción a un imaginario social nuevo en un contexto internacional dominado por el modelo de las sociedades postindustriales. Los espacios heridos de Fontana, los óxidos de Kounellis, los espejos rotos de Paolini, los attaccapanni de Luciano Fabro, los mapas de Alighiero Boetti…, recorren una geografía de signos y escenas en las que se representan, como si se tratara de un teatro del tiempo, las nuevas relaciones sociales o el imposible viaje hacia  tiempos que ya habían sido soñados. Había sido Goethe en su nota sobre Winckelmann quien había afirmado que “el clasicismo es la nostalgia de la casa”. No había regreso y el trabajo del arte, las nuevas ideas estéticas hacían suyos los cambios de la época, desde una distancia crítica que inventaba aquellos nuevos lenguajes que emergen desde la tensión utópica que exige una rebelión ético-política y que las obras de la Colección Christian Stein interpretan.